Este es mi tercer viaje a Antigua en un año y he quedado más que enamorada con esta ciudad, que hasta se siente como estar en casa. Estoy tan orgullosa de estas fotografías. Bien decimos los que hacemos fotos que no hay peor arrepentimiento que la foto que pudo ser, y me alegra que lleve mi cámara esta vez.
Tomar fotografías de personas extrañas en público me cuesta mucho, porque le doy mucha importancia a la privacidad. Pero gracias a un curso que me regalaron de Joel Meyerowitz y el capítulo de “la calle es de todos” pude atreverme a sacar mi cámara, colocarla en “monochrome” y caminar hacia parque central de Antigua Guatemala. Viendo las fotos de nuevo, puedo apreciar aún más toda la vida que llena el parque. Espero disfruten estas capturas de amistad, trabajo, y alegría tanto como yo disfrute estar rodeada de ellas.